Metales Pesados. Cadmio


Estamos rodeados de tóxicos. Cada día nos vemos expuestos a una cantidad incontable de contaminantes, sustancias químicas o metales pesados, que se encuentran por todas partes. Los pesticidas están presentes en la mayoría de nuestros productos alimenticios, los subproductos químicos procedentes de la fabricación, por lo general, son desechados en el agua y el aire, y los dentistas utilizan mercurio para las amalgamas de los empastes.

Se ha demostrado que las dosis pequeñas de metales pesados acidifican la sangre y nos enferman. Estos se depositan en la sangre, especialmente en los tejidos grasos. Los animales marinos, pescados y mariscos, acumulan metales pesados, sobre todo mercurio, que llega hasta nosotros en la forma de una cena saludable. Los suministros de agua subterránea han sido contaminados con sustancias químicas y pesticidas que son desechados por las granjas, las fabricas y las industrias de alta tecnología.


De hecho, aunque optemos por los productos ecológicos, niveles “aceptables” de muchos venenos entran en nuestras casas a través del agua para beber y bañarse, incluyendo flúor/fluoruro, cloro y otros metales pesados en dosis más pequeñas.

El agua que utilizamos, no es sólo agua muerta, sino agua repleta de tóxicos que nos afectan irremediablemente, porque el agua es un bien de uso cotidiano para múltiples labores y sobre todo, porque todos la bebemos y nos bañamos con ella.

Uno de los metales pesados más comunes encontrados en el agua del grifo es el Cadmio:


CADMIO

Es un contaminante que se encuentra en el agua, el aire y la tierra, puede acumularse en el organismo y afectar seriamente a nuestra salud.

El Cadmio puede ser encontrado mayoritariamente en la corteza terrestre. Suele  aparecer en combinación con el Zinc. El Cadmio también se produce en las industrias como inevitable subproducto del Zinc, del plomo y del cobre. Se encuentra en estiércoles y pesticidas y se absorbe a través del suelo. Las aguas procedentes de ríos que circulan cerca de refinerías de metal o vertederos de residuos peligrosos, también contienen Cadmio. Por supuesto, las aguas subterráneas lo acumulan, procedente de los estiércoles y pesticidas antes mencionados.

Aparte del agua, los seres humanos tomamos cadmio a través de la comida. Los alimentos ricos en Cadmio como patés, champiñones, mariscos, mejillones, cacao y algas secas pueden incrementar la concentración en el organismo. El humo del tabaco transporta el Cadmio a los pulmones, por lo que los niveles de Cadmio son más altos en fumadores. La sangre transporta el metal al resto del cuerpo donde puede incrementar sus efectos por potenciación del Cadmio que está ya presente en el mismo. 


De esta forma, el Cadmio primero es transportado hacia el hígado, allí es unido a proteínas para formar complejos que son transportados hacia los riñones. Este  Cadmio se acumula en los riñones, donde causa un daño en el mecanismo de filtración. Esto origina la excreción de proteínas esenciales y azúcares del cuerpo y como consecuencia daño en los riñones. Otros efectos sobre la salud que pueden ser causados por el Cadmio son: diarreas, dolor de estómago y vómitos severos, fractura de huesos, fallos en la reproducción y posibilidad incluso de infertilidad, daño al sistema nervioso central, daño al sistema inmune, desordenes psicológicos, posible daño en el ADN o desarrollo de cáncer.

Unas 25.000 toneladas al año de Cadmio son liberadas al medio ambiente, la mitad de este Cadmio es liberado en los ríos a través de la descomposición de rocas y algo más es liberado al aire a través de fuegos forestales y volcanes. El resto del Cadmio es liberado por actividades humanas, como la manufacturación.

Las aguas residuales con Cadmio procedentes de las industrias mayoritariamente terminan en los suelos. Las causas de estas corrientes de residuos son, por ejemplo, la producción de Zinc, minerales de fosfato y las bioindustrias del estiércol. El Cadmio de las corrientes residuales puede también entrar en el aire a través de la quema de residuos urbanos y de la quema de combustibles fósiles, por lo tanto también puede ser inhalado. 


Otra fuente importante de emisión de Cadmio es la producción de fertilizantes fosfatados artificiales. Parte del Cadmio terminará en el suelo después de que el fertilizante es aplicado en las granjas y el resto del Cadmio terminará en las aguas superficiales cuando los residuos del fertilizante son vertidos por las compañías productoras.

El Cadmio puede ser transportado a grandes distancias cuando es absorbido por el lodo. Este lodo rico en Cadmio puede contaminar las aguas superficiales y los suelos. El Cadmio es fuertemente adsorbido por la materia orgánica del suelo. Cuando el Cadmio está presente en el suelo este puede ser extremadamente peligroso, y la toma a través de la comida se puede incrementar, las patatas y los granos enteros son algunas de las principales fuentes de Cadmio. Los suelos que son ácidos aumentan la toma de Cadmio por parte de las plantas. Esto es un daño potencial para los animales que dependen de las plantas para sobrevivir. El Cadmio puede acumularse en sus cuerpos, especialmente cuando estos comen muchas plantas diferentes. Las vacas pueden tener grandes cantidades de Cadmio en sus riñones debido a esto. 

En ecosistemas acuáticos el Cadmio puede bioacumularse en mejillones, ostras, gambas, langostas y peces. La subceptibilidad al Cadmio puede variar ampliamente entre organismos acuáticos. Los organismos de agua salada son más resistentes al envenenamiento por Cadmio que los organismos de agua dulce. Los animales que comen o beben Cadmio algunas veces tienen la presión sanguínea alta, daños en el hígado y daños en nervios y cerebro.


Un estudio reciente publicado en la revista Cancer Research indica que las mujeres cuya alimentación contiene niveles altos de Cadmio tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. El Cadmio es conocido por ser cancerígeno y también ha sido identificado como uno de los metales que puede unirse a los receptores de estrógeno e imitar de manera efectiva a los estrógenos. El estudio encontró que entre las cerca de 56,000 mujeres, aquellas cuyo consumo de Cadmio era más alto, fueron 21 % más propensas a desarrollar cáncer de mama.

En un informe titulado: Cáncer de Mama y el Medio Ambiente: Un Enfoque de Ciclo de Vida, Realizado por el Instituto de Medicina (IOM) y publicado en diciembre del año pasado, se discute el impacto ambiental sobre el riesgo de cáncer de mama.

Dicho informe reconoce la necesidad de investigar más a fondo el papel que desempeñan las toxinas ambientales en el desarrollo del cáncer de mama. Esto es importante, porque mientras las personas pueden hacer todo lo posible para evitar las sustancias químicas dañinas, si realmente queremos terminar con el aumento de todos estos tipos de cáncer, debemos eliminar las sustancias químicas relacionadas con este problema de salud, producido por los productos de consumo, manufacturados y otras fuentes de exposición. Además, el informe de la IOM también identifica las radiaciones ionizantes como uno de los principales contribuyentes para el cáncer de mama, lo cual por supuesto incluye las mamografías




Lucía Madrigal                 



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