El Veneno en los Medicamentos


“Casi todos los hombres mueren de sus remedios,  no de sus enfermedades”.


Molière                            

Peter Gøtzsche es médico, especialista en medicina interna, desde hace 30 años. Antes de co-fundar la “Colaboración Cochrane” en 1993, trabajó en la industria farmacéutica durante casi una década. Su conocimiento acerca de cómo funcionaban las corporaciones farmacéuticas, las prácticas terribles de las mismas y su lógica, era indudable. Sin embargo, a pesar de su experiencia con estas grandes empresas, quiso saber más acerca de ese confuso mundo y durante varios años, se sumergió en los autos judiciales de las demandas interpuestas a las compañías farmacéuticas, buscó evidencias científicas de ocultaciones cruciales e intencionadas de pruebas que conllevaban riesgos para la salud, y tras todo ello llegó a la conclusión de que algunos medicamentos matan y que las farmacéuticas generalmente se comportan como grupos mafiosos que practican el crimen oculto de forma corporativa. En su último libro “Medicamentos que matan y crimen organizado: cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud”, afirma con rotundidad que la industria farmacéutica está corrompida hasta la médula, extorsiona a médicos y políticos, y mantiene intactos sus enormes beneficios a fuerza de medicar innecesariamente a la población.


Cuando su artículo “Psiquiatría Gone Astray” salió a la luz en el importante periódico danés “Politiken”, se comenzó un debate importante sobre el uso y abuso de las drogas psiquiátricas. Durante un mes y según palabras del propio Gøtzsche, no hubo ni un solo día sin discusión sobre estos temas en la radio, la televisión o en los periódicos, y también hubo debates en los departamentos de psiquiatría. Tres meses antes, una conferencia suya sobre estos temas, colocada en You Tube, fue vista por más de 10.000 personas de más de 100 países.

No cabe duda de que este tema es relevante para todos. Lo es para los medios, para reputados psiquiatras como David Healy, autor del libro: “Démosles de comer prozac“ o periodistas científicos reconocidos como Robert Whitaker, que escribió el libro “Anatomía de una epidemia”. No obstante, el psiquiatra George Dawson, líder en el campo, respondió al artículo de Gøtzsche, negando todas las investiaciones de este médico y sus afirmaciones rotundas, respecto a la profunda crisis de la psiquiatría moderna. No, los dinosaurios no quieren ver.

Las primeras líneas del artículo “Psiquiatría Gone Astray” dicen:

“En el Centro Cochrane Nórdico, hemos investigado los antidepresivos durante varios años y siempre me he preguntado por qué los principales profesores de psiquiatría basan su práctica en una serie de mitos erróneos. Estos mitos son perjudiciales para los pacientes. Muchos psiquiatras son muy conscientes de que los mitos no se sostienen, pero no se atreven a apartarse de las posiciones oficiales, debido a que les preocupa su carrera. Soy un especialista en medicina interna, no me arriesgo a arruinar mi carrera por provocar la ira de los profesores y trataré, desde aquí, de salir al rescate de muchos psiquiatras y pacientes con conciencia, pero oprimidos por una lista de los peores mitos y explicar por qué son tan perjudiciales“.


Los mitos a los que Peter Gøtzsche alude y que se explican a continuación son:


MITO 1: La enfermedad mental está causada por un desequilibrio químico en el cerebro.

No se puede afirmar esto porque “no se conoce cómo interaccionan las condiciones psicosociales con los procesos bioquímicos, los receptores y las vías nerviosas que conducen a trastornos mentales”. No es verdad que a los pacientes con depresión les falte serotonina o que les sobre a los pacientes con esquizofrenia. Esta teoría ha sido refutada siempre. El desequilibrio es una condición artificial que el cerebro trata de contrarrestar y está creado por los medicamentos. “La gran mayoría de los médicos perjudican a sus pacientes diciéndoles que los síntomas de abstinencia significan que están aún enfermos y que todavía necesitan medicación”. De esta manera convierten a las personas en pacientes crónicos que además, nunca volverán al mercado de trabajo. “Los medicamentos no curan un desequilibrio químico; crean uno, que es muy difícil revertir de nuevo”.


MITO 2: Dejar los tratamientos con antidepresivos no plantea ningún problema.

Según Gøtzsche “los psiquiatras suelen ocultar a sus pacientes el síndrome de abstinencia que genera la suspensión de los medicamentos. La reaparición de algunos síntomas no se debe a que la depresión haya regresado, a pacientes que no estaban deprimidos. Los síntomas de la abstinencia se deben principalmente a los propios antidepresivos y no a que la enfermedad haya recurrido".


MITO 3: Los fármacos psicotrópicos para las enfermedades mentales son como la insulina para la diabetes.

La mayoría de los pacientes con depresión o falsa esquizofrenia han escuchado esto una y otra vez. Cuando le das insulina a un paciente con diabetes,  das al paciente algo de lo que carece, llamado insulina. Nadie ha probado que a un paciente con un trastorno mental le falte algo o que a las personas sanas no les falte nada. De hecho los pacientes con depresión no carecen de serotonina y hay fármacos que se usan para tratar la depresión y que funcionan, aunque en realidad, bajen la serotonina. “Los psicofármacos tienen una muy amplia gama de efectos en todo el cuerpo, muchos de los cuales son perjudiciales”. 


MITO 4: Los fármacos psicotrópicos reducen el número de pacientes con enfermedades crónicas.

Robert Whitaker demuestra convincentemente en “Anatomía de una epidemia” que “el aumento abusivo en el uso de medicamentos, no sólo mantiene a los pacientes atrapados en el papel de enfermos, sino que también convierte muchos de los problemas, que habrían sido transitorios, en enfermedades crónicas”.

Es curioso que EEUU los médicos que más dinero reciben por parte de las farmacéuticas son aquellos que tienden a prescribir antipsicóticos a los niños. Según Gøtzsche, a los psiquiatras se los paga bien, lo que  plantea una sospecha de “corrupción en el juicio clínico”.

Las consecuencias de la falta de preocupación por el ser humano que acude a las consultas de psiquiatría se revelan ahora, momento en que hay hay más de 500.000 discapacitados mentales en EEUU. De los tratamientos a niños con TDHA y del uso masivo de las píldoras de la felicidad surge un problema completamente nuevo: “el trastorno bipolar, anteriormente llamado, enfermedad maníaco depresiva”.

“El número de niños con trastorno bipolar aumentó más de 35 veces en los Estados Unidos. Esto es un hecho muy grave, ya que tratamos con fármacos antipsicóticos este trastorno. Los fármacos antipsicóticos son muy peligrosos y una de las principales razones por la que los pacientes con esquizofrenia vivan 20 años menos que otros pacientes”.


MITO 5: Los antidepresivos no causan suicidio en niños y adolescentes.

Cuando los pacientes se suicidan, las empresas y los psiquiatras culpan constantemente a la enfermedad, pero realmente, detrás de esas muertes están los fármacos. Prescribir píldoras de la felicidad a una persona menor de 40 años, aumenta el riesgo de suicidio, según un meta-análisis sobre 100.000 pacientes, en ensayos aleatorios realizados por la “Food and Drug Administration”. De hecho los prospectos advierten de este dato.

Las píldoras de la felicidad afectan también a la vida sexual de los pacientes  Entonces ¿por qué son usadas por los psiquiatras en este grupo de edad?”.


MITO 6: Los antidepresivos no tienen efectos secundarios.

En la actualidad muchas personas son diagnosticadas y tratadas con medicamentos para la depresión, pero las pruebas que se realizan para llegar a esta conclusión son muy pobres y los diagnósticos erróneos muchos. Como deprimida. “Las píldoras de la felicidad tienen muchos efectos secundarios. Eliminan la parte superior y la parte inferior de las emociones, lo que algunos pacientes describen como vivir bajo una campana de cristal. Los pacientes se preocupan menos acerca de las consecuencias de sus acciones, pierden la empatía hacia los demás y pueden llegar a ser muy agresivos. En tiroteos en las escuelas en los Estados Unidos y en otros lugares, un número sorprendente de personas implicadas habían estado tomando antidepresivos”.

“Las empresas nos dicen que sólo el 5% tendrá problemas sexuales con las píldoras de la felicidad pero eso no es cierto. En un estudio diseñado para examinar este problema, los trastornos sexuales se desarrollaron en el 59% de los 1.022 pacientes que tenían una vida sexual normal antes de empezar con el antidepresivo. Los síntomas incluyen disminución de la libido, anorgasmia, incapacidad para la eyaculación y disfunción eréctil, todo en unas tasas elevadas y mala tolerancia en el 40% de los pacientes. Las píldoras de la felicidad no deberían haber sido comercializadas contra la depresión, donde su efecto es más bien pequeño, sino como pastillas para destrozar vidas sexuales”.


MITO 7: Los antidepresivos no son adictivos.

Los antidepresivos están químicamente relacionados con las anfetaminas y actúan como ellas. Las píldoras de la felicidad son una especie de narcóticos con receta médica. Se defiende su uso porque existe la justificación de que se toman en dosis bajas, que suelen mantenerse y no causan dependencia.

Si los antidepresivos no fueran adictivos las personas no tendrían dificultad para dejarlos. Incluso con una reducción gradual se experimentan síntomas similares a los de los pacientes que tratan de salir de las benzodiazepinas.

“En 2004, la FDA emitió una advertencia acerca de que los antidepresivos podían causar un cúmulo de síntomas por activación o estimulación como agitación, ataques de pánico, insomnio y agresividad. Se esperaban tales efectos, ya que la fluoxetina es similar a la cocaína en sus efectos sobre la serotonina”…

…“Hasta el año 2003, el organismo regulador de medicamentos del Reino Unido propagó la falsedad de que los ISRS no eran adictivos, pero el mismo año, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe en el que señaló que tres ISRS (fluoxetina, paroxetina y sertralina) se encontraban entre los 30 principales drogas adictivas”.


MITO 8: La prevalencia de la depresión ha aumentado mucho.

Los casos de depresión han aumentado, pero porque los criterios para saber si un paciente tiene este problema son pobres o faltos de consistencia y aun así se medica mucho. Tanto los psiquiatras como los médicos de atención primaria prescriben píldoras de la felicidad con alegría, lo que es un grave error.


MITO 9: El problema principal no es el tratamiento excesivo sino el infratratamiento.

Según Peter Gøtzsche “En una encuesta de 2007, el 51% de 108 psiquiatras afirmaron que utilizaban demasiados medicamentos y sólo el 4% afirmó que utilizaba muy pocos. En 2001-2003, el 20% de la población estadounidense de entre 18 a 54 años recibió tratamiento por problemas emocionales y las ventas de píldoras de la felicidad son tan altas en Dinamarca, que cada uno de nosotros podría estar en tratamiento durante 6 años de nuestras vidas. Eso es insano”.

Tanto médicos de atención primaria como psiquiatras recetan muchos antidepresivos. Además se recetan no sólo un medicamento sino dos, tres y hasta cuatro a la vez, aunque se recomiende lo contrario. “De acuerdo con un informe de la Junta de Salud de Dinamarca, sólo la mitad de los pacientes con esquizofrenia recibió un fármaco antipsicótico, un tercio tiene dos medicamentos y el resto tienen tres, cuatro o incluso más medicamentos”.


MITO 10: Los antipsicóticos previenen el daño cerebral.

Los antipsicóticos conducen a la contracción del cerebro y este efecto está directamente relacionado con la dosis y la duración del tratamiento, esto parece indicar que no previenen el daño cerebral sino que dañan el cerebro. El uso de antipsicóticos en pacientes con esquizofrenia impide que estos pacientes se puedan convertir y acorta su esperanza de vida.  Los antipsicóticos matan a la gente.

“Mis estudios en esta área me llevan a Gøtzsche a una conclusión muy incómoda: Nuestros ciudadanos estarían mucho mejor si dejaran todas las drogas psicotrópicas que existen en el mercado, ya que sus médicos no son capaces de manejarlas. Es inevitable, su disponibilidad crea más daño que beneficio”.

Información recogida de Peter Gøtzsche, MD; Co-fundador de la Colaboración Cochrane.


En este artículo, he recogido palabras literales de Peter Gøtzsche, aunque no he entrado en su polémica con uno de los psiquiatras más reconocidos, George Dawson. Lo que más nos interesa no es confirmar que los psiquiatras están a favor de recetar, recetar y recetar lo que se sugiere desde las farmacéuticas, sino hacernos conscientes de que la obcecación o las dialécticas no conducen a nada, un psiquiatra debe saber lo que receta. Los buenos médicos se ocupan de conocer todas las investigaciones que salen a la luz y antes de medicar se informan y tiene en cuenta los efectos secundarios de lo que prescriben.

El fundador de Merk, George W. Merck, decía “We try never to forget that medicine is for the people. It is not for the profits. The profits follow, and if we have remembered that, they have never failed to appear. The better we have remembered that, the larger they have been”. Eso ocurría en 1950. Ese lema sigue formando parte del código de conducta de la empresa, y se cita en manuales y másters de MBA como los core values de la industria farmacéutica. Sobre esos años John McKeen se hizo con la presidencia de Pfizer. Su filosofía era diferente: “so far as humanly possible, we aim to get profit out of everything we do”.

Esta última es la filosofía predominante en el mundo actual: “obtener los máximos beneficios de todo”. Realmente no lo creemos, pero depositamos nuestra confianza en otros y en sus medicamentos, cuando la curación está dentro de nosotros y empieza por tomar las riendas de nuestra vida. No estás obligado a seguir protocolos ni tratamientos médicos, si así lo consideras. El paradigma de la ciencia necesita un cambio profundo ¿Lo sabes?

“La naturaleza es el gran médico y el hombre posee a éste dentro de sí mismo”.

                                                                        Theotrastus Bombart von Hohenheim (Paracelso)



FUENTES:

NO GRACIAS. Organización civil independiente por la transparencia, la integridad y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica.

MSM, médicos sin marca.



Lucía Madrigal                   



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