Gases y Distensión Abdominal


La Distensión Abdominal y los Gases, por lo general, están relacionados con lo que comemos. Los vegetales son un buen recurso para mejorar estos síntomas tan molestos y ayudar a reducir la distensión abdominal, pero si no tenemos un  intestino  sano, pueden empeorar el problema.


La Distensión Abdominal es gas en el abdomen y la mitad de ese gas simplemente es el aire que entra por nuestra boca, al masticar o tomar bebidas carbonatadas. El gas restante es producido por las bacterias intestinales, que ayudan a digerir los alimentos. Ciertos procesos químicos naturales del colon, como el metabolismo de la fibra insoluble, producen gases, algunos inodoros (bióxido de carbono) y otros olorosos (sulfuro de hidrógeno). Si el alimento no se mueve rápidamente por nuestro tracto digestivo, el gas se acumula en los intestinos, causando esa sensación de hinchazón.

Los alimentos que tienden a empeorar la distensión abdominal son los endulzantes como el sorbitol y la fructosa, los granos, las legumbres, los productos lácteos (si se tiene dificultad para digerir la lactosa) y ciertas frutas y vegetales como la col, coliflor, coles de Bruselas y ciruelas. Estos alimentos contienen azucares y almidones que muchas personas tienen dificultad para digerir. Comer en exceso, comer muy rápido y no masticar los alimentos adecuadamente, también contribuyen a la distensión abdominal.


La Fibra puede ser amiga o enemiga, dependiendo del estado de nuestro intestino. Siempre hemos oído que la fibra es importante para nuestra salud, pero, también, es importante saber que consumir alimentos ricos en fibra, con un intestino dañado, puede causar problemas de salud graves. Si los alimentos ricos en fibra nos hacen sentir hinchados, eso es indicio de que nuestro tracto digestivo está dañado y debe ser sanado. Nuestro sistema digestivo no está diseñado para descomponer la fibra. De hecho, no podemos digerir la fibra, aunque esta desempeña un papel muy importante en la digestión.

La fibra soluble, como la que se encuentra en los pepinos, arándanos, judías y frutos secos, se disuelve en una textura parecida a un gel, ayudando a ralentizar la digestión. Esto nos ayuda a sentirnos satisfechos durante más tiempo y es una de las razones por las que la fibra ayuda a controlar el peso corporal.

La fibra insoluble, como la que se encuentra en los vegetales de hoja verde, apio y zanahorias, no se disuelve en absoluto y ayuda a dar volumen a las heces. Esto, también, ayuda a que los alimentos se muevan por nuestro tracto digestivo más rápido y a que sean eliminados de forma saludable. Muchos alimentos enteros, especialmente las frutas y vegetales, contienen fibra soluble e insoluble de origen vegetal.


Si nuestra flora intestinal está sana, es decir, predominan las bacterias benéficas, especies de probióticos, entonces estos microbios se alimentarán de la fibra no digerida, lo que permitirá su supervivencia y proliferación. Esta es la razón por la que la fibra ayuda a nutrir nuestro intestino, nuestras bacterias amigas se alimentan de ella.

Muchas de estas fibras alimentarias son digeridas por las bacterias benéficas de nuestro colon distal y producen ácidos grasos de cadena corta, como el ácido butírico, que son altamente nutritivos para nuestras células intestinales. Esta simbiosis es sumamente saludable para nosotros.

Sin embargo, si nuestro intestino está lleno de organismos patogénicos (disbiosis), la fibra en realidad empeora nuestros síntomas, ya que es un promotor de crecimiento no específico para las bacterias intestinales, que no distingue entre microorganismos benéficos y patogénicos. Los nutrientes mal digeridos, por ejemplo proteínas, sirven de sustrato para el desarrollo de microorganismos nocivos.

Virus y bacterias desdoblan compuestos orgánicos mediante el proceso de putrefacción, lo que genera desechos metabólicos perjudiciales. En estos ambientes suelen proliferar parásitos, que, igualmente, generan desechos tóxicos. Además de intoxicar tejidos y fluidos, estas toxinas impiden la supervivencia de nuestra flora benéfica. Una de las mejores maneras de restaurar nuestra salud intestinal es cambiar nuestros hábitos alimenticios y consumir vegetales fermentados de forma regular.


Las personas sanas necesitan cerca de 32 gramos de fibra al día. La mayoría de la fibra debe ser de vegetales, frutas, frutos secos y semillas, no de granos. La cascara de semilla de psyllium y la linaza también son muy benéficas. Tomar agua ionizada todos los días, también es sumamente importante para lograr tener un tracto saludable.

Una vez que nuestro tracto digestivo está trabajando óptimamente, la fibra contenida en los vegetales nos ayuda a eliminar los desechos e irritantes gástricos, por lo tanto la distensión abdominal será menor. 


Cuando promovamos cualquier cambio en muestra alimentación, debemos hacerlo gradualmente, porque si de repente comenzamos a consumir muchos vegetales o aumentamos de forma drástica el consumo de fibra alimentaria, esto puede ocasionarnos problemas de adaptación, e incluso, empeorar la situación en la que nos encontrábamos antes. Al eliminar refinados, por ejemplo y aportar fibra, la persona puede acusar mayor producción de gases, como consecuencia del reordenamiento de la flora intestinal. Además, los microbios intestinales están acostumbrados a ciertas condiciones en su entorno y cambiar estas condiciones abruptamente puede causar malestar gástrico, distensión abdominal y otros síntomas gastrointestinales.

Cuando se hacen modificaciones y estas no muestran ninguna eficacia, estamos ante problemas más serios y será necesario renunciar a los alimentos que nos causan flatulencias.

Según Herbert M. Shelton, la mala combinación de alimentos es otro de los factores principales detrás del gas y la distensión abdominal, así como de la acidez y el malestar estomacal. Si los alimentos que consumimos no se digieren adecuadamente, entre otras cosas por mala combinación de los mismos o porque comemos en condiciones que suspenden o retardan la digestión, estrés, trabajo excesivo, preocupación…u otras razones, esto no sólo puede causar síntomas, sino que también puede agotar de nutrientes nuestro organismo. 


Es muy beneficioso cambiar de hábitos para recuperar el buen funcionamiento de nuestros intestinos. Unos intestinos saludables son indicio de buena salud. Nuestro cuerpo se adapta a los cambios gradualmente, pero hemos de darle tiempo y tratarnos con amor y respeto.

Ese es el primer paso a una Salud Mejor.


(Para entender la combinación de alimentos, puedes leer un artículo explicativo en este blog, en la sección de ALIMENTACIÓN VIVA: “LA COMBINACIÓN DE LOS ALIMENTOS”).


FUENTES:

Aprender a alimentarse. Dr Soleil. Ed. Sirio, 2013.

Sólo crudo. Stefano Momenté y Sara Cargnello. Ediciones Obelisco, 2012.

La combinación de los alimentos. H.M. Shelton. Ediciones Obelisco, 1994.

Intestinos saludables. Técnicas depurativas para una vida más sana. Néstor Palmetti. Kier, 2013.



Lucía Madrigal              



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